miércoles, 29 de julio de 2009

El Triángulo de las Bermudas

El Triángulo de las Bermudas, el Triángulo del Diablo o el Limbo de los Perdidos, es un espacio marítimo de forma triangular que comprende la península de Florida, la isla de Puerto Rico y el archipiélago de las Bermudas; escenario de múltiples desapariciones y extraños sucesos que hasta hoy no tienen explicación.



Es una zona donde, según los navegadores, las brújulas se descontrolan, los instrumentos de mando dejan de funcionar y ocurren sucesos externos fuera de lo común. Éste misterio no es reciente, ya que Cristóbal Colón reportaba en sus viajes extrañas luces en el horizonte.


Las embarcaciones perdidas en el Triángulo de las Bermudas superan el centenar, quizá más si se toma en cuenta aquellas naves pequeñas de quien nadie toma importancia. Con el desarrollo de la aviación, estos aparatos también se hicieron víctimas de la zona. El caso más famoso, el vuelo 19, cinco aviones de instrucción y el hidroavión que fue a buscarlos desaparecieron sin explicación. El común de estos casos es que no se reportan inconvenientes mecánicas ni anormalidades en el clima, pero minutos (o segundos) después todo desaparece sin motivo no dejando rastro alguno.

(siphonophore - colonial jelly). Click to enlarge. "> Census of Marine Life scientists trawled rarely explored tropical ocean depths between the southeast U.S. coast and the Mid-Atlantic Ridge, revealing a newfound variety of zooplankton and other small creatures. Shown above is an Athorybia (siphonophore - colonial jelly). Click to enlarge
El último incidente de importancia se dio en 1997, cuando un yate de bandera alemana desapareció con todos sus pasajeros.




¿Qué es lo que pasa en el Triángulo de las Bermudas? Existen muchas teorías pero obviamente ninguna es aceptada como totalmente certera; desde un agujero espacial/temporal hasta una presencia extraterrestre, pasando por la influencia de la Atlántida, continente de superrazas que desapareció hace miles de años.

La explicación del porqué no se encuentran restos de los aparatos desaparecidos pueden referirse a la profundidad de las aguas: la única forma de demostrar esta teoría es una exploración de grandes dimensiones al fondo marino, tecnología aún no disponible. Además, se especula sobre la existencia de un campo magnético proveniente de la Tierra que podría responder a la pregunta del por qué se malogran los instrumentos.

Sea como fuere, mientras no exista algo que confirme científicamente qué es lo que ocurre en esa zona, el Triángulo de las Bermudas será uno de los enigmas más controvertidos de nuestro tiempo.

Los científicos se han vuelto a encontrar otra vez con una agradable sorpresa: entre los más de 1.000 organismos diferentes recogidos en las profundidades del océano Atlántico, en la zona del Triángulo de las Bermudas, han aparecido numerosas especies desconocidas.

Se trata de pequeños organismos de zooplancton, animalitos parecidos a los camarones, gusanos y medusas, que tienen una gran importancia porque de su estudio dependen cosas que aparentemente no tienen demasiada relación, como el calentamiento global del planeta o el futuro de la alimentación humana.

Triángulo de las Bermudas




Mapa del Triángulo de las Bermudas


Durante la década de los '60 y '70, la creencia en el Triángulo de las Bermudas - ese trilátero imaginario formando por los vértices de las islas de Puerto Rico, Bermudas y Cayo Hueso en la Florida - no sólo era la moda, sino una materia de rigueur para cualquier interesado en la melange de temas que rodeaban al fenómeno OVNI y lo paranormal. La biblioteca personal de cualquier entusiasta casi seguramente incluía un buen número de libros, la mayoría de ellos ediciones rústicas, acerca de los misterios del mar: buques desvanecidos, objetos no identificados saliendo del mar, y la posibilidad de que la mítica Atlántida aún estuviese activa bajo las olas del Atlántico después de miles de años.

Autores como Charles Berlitz, Richard Winer y John Wallace Spencer se convirtieron en los máximos exponentes de la realidad de la figura geométrica en el agua que devoraba aparatos hechos por el hombre sin dejar rastro de ellos. Otros autores se vieron obligados a pescar misterios en otros mares: algunos, como Jay Gourley, los encontraron en el Lago Ontario, cuyas anomalías magnéticas siguen siendo una realidad hasta el presente; otros como Kevin Killey echaron sus redes en el "Meridiano del Diablo" cerca de la australiana isla de Tasmania.

Pero con el paso de los años, y la aparición de nuevas obras investigativas como la de Lawrence David Kusche, que apuntaban hacia un origen mundano de las desapariciones, o al hecho de que muchas de las embarcaciones jamás existieron, el interés por el Triángulo de las Bermudas comenzó a menguar, o al menos dejó de ser una fascinación para la nueva generación de fanáticos de lo paranormal. No obstante, todavía existe una cantidad de eventos sin explicar que tienen su origen en las aguas del Atlántico - eventos que jamás han sido incluidos en los libros que tratan sobre el tema.


"Atención, les habla el capitán..."


El 11 de junio de 1998, el vuelo 1844 de la US Airways con destino a Filadelfia desde San Juan de Puerto Rico, se encontró con una turbulencia considerable en pleno vuelo: una perturbación lo suficientemente fuerte como para suspender el servicio de bebidas y comida inmediatamente. El capitán se disculpó profusamente con los pasajeros, indicando que el aparato se encontraba "fuera del alcance de cualquier radar basado en tierra" y por consiguiente, no podía solicitar el cambio a una menor elevación. Mientras que el Boeing 737 seguía siendo juguete de las corrientes de aire, algunos pasajeros comentaron abiertamente sobre el Triángulo de las Bermudas, omitiendo las consecuencias sufridas por los aviones que entran en dicha zona. Después de varias horas, la turbulencia se redujo y el avión llegó a su destino sin percances. La turbulencia y los bolsones de aire pueden resultar atemorizantes, pero los viajes que parecen carecer de incidentes pueden ser igual de espeluznantes, como veremos a continuación:
El ejemplar de la revista Pursuit de julio de 1973 incluyó un caso bastante dramático narrado por Robert J. Durant, conocido por sus pesquisas ufológicas. Durant entrevistó a un piloto que volaba el trayecto entre la ciudad de Nueva York y San Juan de manera rutinaria, acostumbrado a los disturbios que suelen producirse en la zona y que en ocasiones han sido lo suficientemente fuertes como para arrojar a los pasajeros de un lado de la cabina al otro. En este caso, el piloto dijo que sus oficiales y la tripulación habían comentado sobre la tranquilidad del vuelo.

Pero poco después de haberse producido el comentario, destellos de electricidad estática de color violáceo
El pasajero promedio con la suerte de conseguir un asiento de ventanilla en un vuelo comercial apiñado tiene a veces más cosas que ver por la ventana que los cielos de color azul irreal y nubes blancas que se extienden hasta el infinito.

Debido a la congestión de las rutas aéreas, resulta posible ver hasta otros aviones pasando de largo a alturas estratosféricas. El que esto escribe tuvo la oportunidad de mirar por la ventanilla y ver, desde una perspectiva de treinta mil pies, un buque de carga surcando las aguas del Atlántico. Si el observador fortuito llega a ver semejantes cosas, podemos esperar que las tripulaciones de los aviones de línea lleguen a ver objetos aún más inesperados.

El 13 de abril de 1963, la tripulación de un Boeing 707 viajando desde San Juan hasta Nueva York presenció algo totalmente inesperado: luego de haber despegado normalmente del aeropuerto de Isla Verde y ascendido a la altura de crucero de 30,000 pies media hora después de haber dejado Puerto Rico, el copiloto advirtió a sus compañeros de vuelo que se producía un fenómeno desconocido debajo del reactor: una enorme "burbuja" que se formaba en la superficie del Atlántico.

Los hombres en la cabina de vuelo del 707 no daban crédito a lo que estaban viendo. La burbuja aumentaba de tamaño, y los cálculos posteriores realizados por el piloto indicaron que el fenómeno tenía casi una milla de ancho por media milla de alto. ¿Habían presenciado, acaso, una detonación submarina, una erupción volcánica, o uno de los fenómenos característicos de la zona? Treinta y ocho años después, "la burbuja" sigue siendo un misterio. Algunos han aventurado la posibilidad de que la tripulación del 707 pudo haber presenciado la explosión submarina de un dispositivo termonuclear, o una prueba artificial siendo realizada en el fondo del mar.

Las manifestaciones de alta extrañeza no resultan fuera de lo común en esta región del Atlántico, aunque, a veces, su explicación resulta prosaica. El 21 de agosto de 1969, los ciudadanos de la República Dominicana presenciaron una enorme nube blanca que se expandió a dimensiones prodigiosas, formando círculos concéntricos antes de disiparse. El pánico cundió entre los testigos, quienes temían que "el fin del mundo" había llegado, o que la nube presagiaba algún evento de significado oculto. No obstante, resultó ser parte de una operación denominada "proyecto Stormfury", cuya meta consistía en acribillar a los huracanes con yoduro de plata para disminuir su potencia. Semejantes experimentos, realizados a alturas estratosféricas, a menudo resultan visibles a cientos de millas de distancia.


Desapariciones de alta extrañeza


El marinero puertorriqueño Roberto Gainer casi llegó a ocupar su puesto en la tradición de los que se han esfumado por completo en las aguas tropicales. Por suerte, la inmortalidad decidió pasarlo por alto.

Zarpando de San Juan en el mes de octubre de 1976 a bordo de una balandra, el navegante de 23 años de edad se disponía a disfrutar de un día de actividad marítima cuando el timón de su nave se rompió repentinamente. La balandra se vio arrastrada cientos de kilómetros hacia el mar abierto por poderosas corrientes, y el radio transmisor de Gainer carecía de la potencia necesaria como para comunicarse con la costa. Durante las dos semanas y media que siguieron, el barquito fue arrastrado a quinientas cincuenta millas de Puerto Rico. De no haber sido por la casi providencial aparición de un carguero alemán que captó la balandra en su radar, la desesperación del joven Gainer habría sido achacada al voraz Triángulo de las Bermudas.

Pero al igual que sucede con la aviación, hay desapariciones misteriosas que tienen matices paranormales y hasta ufológicos. El caso de Freddy Miller, relatado detalladamente por Sebastián Robiou en su monumental Manifiesto OVNI: Cuba, Puerto Rico, Republica Dominicana (Ed. Punto y Coma, 1979) corresponde a esta categoría.

El 5 de mayo de 1959, una embarcación salió de la ciudad de Santo Domingo con rumbo hacia la playa de Boca Chica a 20 millas de distancia. A pesar del magnífico tiempo primaveral y la tranquilidad del mar, el velero de diecinueve pies que transportaba al productor y director de televisión Freddy Miller y sus pasajeros (dos mujeres y dos niños), desaparecieron sin dejar rastro alguno. Se realizó una búsqueda de tanto las aguas dominicanas como las adyacentes utilizando los servicios de rescate de la época, pero jamás volvió a saberse nada de las cinco personas.

Trece años después, el 22 de septiembre de 1973, Virgilio Gómez, un gerente de ventas para una de las compañías de seguros mejor conocidas de la República Dominicana, iba de camino a visitar una granja experimental, propiedad de la universidad nacional, en las afueras de San Cristóbal, 15 millas al oeste de Santo Domingo, para aconsejar a los propietarios sobre la clase de seguros que debían tener.

A eso de las 9 a.m. mientras que Gómez se desplazaba hacia su destino, vio que una persona le hacía señas desde el borde del camino. "Pensé que lo prudente sería evitarlo", diría el agente de ventas posteriormente en una entrevista. "Pero al acercarme, me di cuenta que el sujete iba vestido completamente de verde y que habían dos mas parados a 5 ó 6 metros de distancia del primero. Pensando que podría tratarse de una garita militar o algún accidente, decidí reducir la marcha con cuidado. Me detuve a 10 metros de la primera persona y mantuve el motor encendido..."

Según Gómez, el hombre en el traje verde le dijo que se llamaba Freddy Miller, y que "supuestamente" se había ahogado junto con otras personas, aunque de hecho lo había rescatado un aparato moderno, "un módulo conocido a la gente como OVNI".

Creyendo que se trataba de una tomadura de pelo, Gómez le hizo el juego y le preguntó al hombre que de dónde venía. Se quedó pasmado cuando el personaje repuso sobriamente que venía de Venus, y que su rescate se debía "a sus conocimientos en la tecnología de la radio", agregando que no había cupo para los desventurados pasajeros del velero, y que tampoco habrían sobrevivido al "proceso de adaptación".

Gómez señaló que su interlocutor alienígena tenía una piel grisáceo-amarillenta que resultaba repugnante, carecía de pelo, y hablaba en un tono de voz grueso y ponderoso. El cuerpo del ser estaba cubierto por un mono de color verde sin cremalleras ni bolsillos. Llevaba un gran reloj pulsera "parecido al que utilizan los submarinistas" en la muñeca izquierda.

El agente de seguros pudo ver un vehículo a medio ocultar en la maleza al lado del camino, cosa que le hizo darse cuenta de que la situación no era una broma. La nave de configuración ovalada tenía un brillo parecido al del cromo y tenía el aspecto de una pelota de fútbol americano, sin ventanas y sin remaches.

El supuesto "Freddy Miller" pasó a explicarle que tanto él como sus compañeros estaban realizando investigaciones en la "fosa de Milwaukee", la trinchera submarina que alcanza profundidades de hasta 20,000 pies y que forma parte de la fosa de Puerto Rico. Los supuestos extraterrestres estaban preocupados por la posibilidad de que se produjese actividad sísmica en dicho lugar, con consecuencias devastadoras para Haití y la República Dominicana.

Se le aseguró a Gómez que los alienígenas "harían lo posible por evitar el cataclismo" programado para el 28 ó 29 de octubre de ese año, y le pidieron que abandonase la zona inmediatamente. Acatando la orden del extraño sujeto, el agente de seguros se alejó del lugar, inspeccionando su espejo retrovisor para ver si podía presenciar el despegue del OVNI. De repente se sintió invadido por una sensación de temor, y aceleró hasta alcanzar su destino original.

Al regresar a su hogar esa noche, Gómez informó a su esposa y parientes del encuentro con "Freddy Miller" y sus experiencias aquella mañana. La historia no tardó en difundirse entre los parientes de Gómez, y dentro de poco, el agente de seguros se vio obligado a relatar su experiencia durante el transcurso de una cena cívica. El caso salió en los principales periódicos dominicanos. Según fuentes, Virgilio Gómez posteriormente llegó a ver una foto familiar en grupo y pudo indicar cual de ellos era Freddy Miller.

A pesar de los visos de alta extrañeza del encuentro de Gómez, es un hecho innegable que la actividad sísmica era considerable el día en que se produjo el incidente. El investigador Sebastián Robiou indicó que se produjo un temblor en la fosa de Milwaukee pocas horas después del encuentro con "Freddy Miller".

Pero, ¿y que hay con "Freddy Miller"? Las fotos del desaparecido deportista y productor de televisión muestran a un hombre calvo, mayor y con espejuelos que no guardaba parecido alguno con el ser que conversó con Virgilio Gómez. A pesar de sus actividades en el mundo de la televisión, el verdadero Miller carecía de experiencia significativa en tecnología radial, el motivo por su resurrección a manos de los "venusinos". Aunque este caso ha caído en el olvido, ocupa un lugar de honor entre los misterios del mar.



El Triángulo: ¿desactivado por exorcismo?



Los cínicos afirman que la pérdida de interés en el Triángulo de las Bermudas se debe a que no se han producido desapariciones en los pasados 25 años. Los percances se deben ahora a la falta de pericia de los navegantes o a las víctimas del narcotráfico, pero las mejoras en el sistema de navegación LORAN y ahora la navegación por satélite (SATNAV) han ayudado a que el bote más pequeño regrese a puerto seguramente.
Otros afirman que el fin del misterio en el confín occidental del Atlántico Norte se debe a circunstancias tan extrañas como las desapariciones.

A comienzos de la década de los '50, el Reverendo Donald Omand - cuya fama en el mundo de lo paranormal alcanzaría dimensiones insospechadas después de sus exorcismos en el lago Ness y en varias casas encantadas en Inglaterra - aceptó la invitación extendida por un amigo de Miami a dar un paseo en su yate, "Dainty Dinah". Cuando el yate perdió de vista la costa de la Florida, se produjo un cambio abrupto en las condiciones meteorológicas, y la embarcación quedó a la merced de una mar embravecida y vientos aullantes. El propietario del yate informó al reverendo que los cambios repentinos eran característicos del "Triángulo de las Bermudas".

"Nunca sospeché que veinte años más tarde me vería enfrascado en un intento por desentrañar sus misterios y vencer las fuerzas diabólicas que lo ocupaban", escribiría Omand en sus memorias. "Aunque en aquel momento no pude atisbar el futuro, estaba muy consciente del presente".

El reverendo Omand describió que el sonido producido por el viento y las olas se parecía un canto, o gemidos provenientes de cientos de gargantas, cambiando de una nota musical a la otra. Se dio cuenta de que lo que presenciaba era un evento sobrenatural. "Repentinamente, la tormenta amainó y dejé de escuchar el canto. Me di cuenta entonces de que las voces que cantaban llevaban siglos de estar muertas: se trataban de las almas de los esclavos africanos que murieron en el cruce desde Africa hasta las colonias americanas. Muchos de ellos habían sido arrojados por la borda en esta parte del mar", escribió Omand. Antes de regresar a Inglaterra, el reverendo comentó su teoría con algunos estadounidenses, quienes la encontraron francamente descabellada. Pero otros, como el Rev. Martin Luther King, le escucharon con gran interés y coincidieron con su interpretación.

En 1977, el Rev. Omand manifestó ante un congreso internacional que la causa de los eventos en el Triángulo de las Bermudas se debía a los cientos de esclavos que murieron en tormentas, o que fueron echados al mar por estar enfermos o en mal estado antes de llegar a las Indias Occidentales o Norteamérica. "[Entre ellos] pudo haber habido una personalidad dominante, casi seguramente un hechicero, quien maldijo esta región del mar. Sabemos que en el Africa existe esta clase de personas y yo mismo he experimentado la envergadura de sus poderes".

El 16 de enero de 1978, el reverendo Omand realizó su exorcismo del Triángulo, un evento cuidadosamente sincronizado con otras ceremonias que se llevarían a cabo en Miami y en Puerto Rico. "Se ofrecerán plegarias por todos los que han muerto en el Triángulo, y por los esclavos que murieron durante el cruce desde Africa, pidiendo a Dios que el amargado corazón, vivo o muerto, responsable por las condiciones del mar, conociese la compasión cristiana y pudiese superar los poderes del Maligno".

A las 7:30 a.m., el reverendo comenzó el exorcismo, concluyendo con el rito mozárabe y la invocación final, esparciendo agua bendita sobre las aguas del Atlántico. Omand se desmayó poco después de haber concluido el rito, advirtiendo a los presentes que era algo que siempre le sucedía.

Doce días después, el 28 de enero de 1978, un Boeing 727 de la aerolínea National que volaba entre Miami y Newark, perdió potencia en sus tres motores y cayó casi en picado una distancia de siete mil pies. La avería en los tres motores era algo que iba contra todos los cánones de la aviación moderna, pero cinco minutos después, los tres motores volvieron a funcionar y no hubo muertos que lamentar. Se afirmó que el final feliz del incidente se debió al éxito de la ceremonia realizada por el reverendo Omand.


Lista cronológica de incidentes informados por Berlitz



El Triángulo de las Bermudas ha recibido el crédito de muchas desapariciones que ocurrieron en sus aguas extraoficiales (aunque en algunos casos incorrectamente). A la fecha, la mayoría está de acuerdo en que más de 70 naves y aviones se han perdido sin dejar rastro en esa área particular del Océano Atlántico. Aunque la mayoría de estas desapariciones pueden explicarse, muchas otras no pueden serlo, y el tema continúa siendo un debate entre creyentes y escépticos. Los incidentes más populares se listan a continuación:

* 1840: HMS Rosalie, barco que se dirigía a La Habana, y fue hallado sin tripulación.
* 1872: el Mary Celeste (hundido entre las islas Azores y la Península Ibérica, a unos 5000 km de distancia de las islas Bermudas).
* 1902 (4 o 21 de octubre): el Freya, buque alemán encontrado a la deriva «poco después» de zarpar de Manzanillo (Cuba), hacia Chili (sic, por Chile). En realidad fue encontrado frente a la costa occidental de México, arrastrado por las corrientes del océano Pacífico, meses después de zarpar de Cuba. Dio la vuelta a Sudamérica por Punta Arenas (sur de Chile).
* 1909, noviembre: The Spray, un pequeño yate del aventurero canadiense Joshua Slocum (20 de febrero de 1844 – 14 de noviembre de 1909, o días después).
* 1917: SS Timandra, que se dirigía a Buenos Aires desde Norfolk (Virginia) con una carga de carbón, una tripulación de 21 pasajeros. No emitió ninguna señal de radio, a pesar de que tenía la capacidad para ello.
* 1918: se hunde la nave carguera USS Cyclops (AC-4) con 308 hombres a bordo, debido a un huracán.
* 1921: se hunde la nave carguera Carroll A. Deering en el cabo Hatteras (a 1050 km al oeste de las islas Bermudas y unos 800 km al noroeste del triángulo).
* 1925 (21 de abril): Raifuku Maru (hundido con testigos en medio de una tormenta a 1063 km al norte de las islas Bermudas)
* 1926: se hunde el SS Suduffco, debido a un huracán (un capitán que salió en su búsqueda lo llamó «el peor clima que he visto en mi vida»).
* 1925, diciembre: se hunde el carguero estadounidense SS Cotopaxi, «que desde la costa de Florida transmitió que el clima se encontraba en calma, y no envió ninguna señal de auxilio». En realidad, Meyers (capitán del barco) informó por radio que el barco estaba escorando y que tenían la bodega llena de agua.
* 1938: se hunde el HMS Angloaustralian en las islas Azores (a más de 4000 km del Triángulo), después de emitir «en la tarde hemos pasado Fayal. Todo bien».
* 1942: el submarino francés Surcouf es embestido por el carguero estadounidense Thompson Lykes cerca del Canal de Panamá (a unos 1800 km del Triángulo).-->
* 1945: desaparecen 5 aviones Avengers (el famoso Vuelo 19).
* 1948: se hunde el SS Samkey (Berlitz dice que se hundió en 1943, pero ese fue el año de inauguración). Dio su posición: 41° 48’ N 24° O (200 km al noreste de Azores, y a 4200 km al noreste del Triángulo). Sólo transmite:«todo va bien».
* 1948: desaparece la aeronave Tudor IV Star Tiger, con 31 pasajeros.
* 1948: desaparece un avión DC-3 NC16002, con 28 pasajeros y la tripulación.
* 1949: desaparece el segundo Tudor IV, Star Ariel.
* 1950: desaparece un avión Globemaster, de la Fuerza Aérea estadounidense.
* 1950: se hunde el carguero estadounidense SS Sandra (de 350 pies), después de pasar por St. Augustine (Florida) en su ruta hacia Puerto Cabello (Venezuela).
* 1952: desaparece un avión de transporte British York con 33 personas a bordo.
* 1954: desaparece un avión Lockheed Constellation, de la armada estadounidense, con 42 pasajeros a bordo.
* 1956: desaparece una avioneta de la marina estadounidense, el Martin P5M, con 10 tripulantes.
* 1962: desaparece un avión KB-50 Tanker, de la fuerza aérea estadounidense.
* 1963: se hunde el Marine Sulphur Queen, probablemente al desembarcar de Dry Tortugas; cargaba azufre fundido (posiblemente sin medidas de seguridad).
* 1967: desaparece un avión militar YC-122 convertido en avión de carga.
* 1967: se hunde el crucero Witchcraft a una milla de Miami; realizó una llamada a la guarda costera, pero a los 19 minutos ya se había hundido completamente.
* 1970: se hunde el carguero francés Milton Latrides cuando navegaba desde Nueva Orleans hacia Ciudad del Cabo; llevaba una carga de aceite vegetal y refresco cáustico.
* 1972 (aunque Berlitz dice 1973): se hunden en una tormenta dos cargueros alemanes: el Anita (de 20.000 toneladas, con una tripulación de 32) y su barco gemelo, el Norse Variant (ambos con carga de carbón). Un sobreviviente de este último fue encontrado flotando en una balsa; describió la pérdida del barco en medio de un huracán. Las olas rompieron la tapa de la compuerta y hundieron rápidamente la nave.
* 1976: se hunde el SS Sylvia L. Ossa en un huracán al oeste de las Bermudas (fuera del triángulo).
* 1978: se encuentra abandonado al SS Hawarden Bridge en las Indias Occidentales. Se presume que se debió a un crimen cometido. Meses antes, en febrero, la Guarda Costera de los Estados Unidos lo había detenido en Cape Knox y había encontrado marihuana.
* 1980: se hunde el SS Poet en un huracán, cuando transportaba granos hacia Egipto.
* 1995: se hunde el carguero Jamanic K (construido en 1943), tras zarpar de Cap-Haïtien.
* 1997: se hunde un yate alemán.
* 1999: se hunde el carguero Genesis después de zarpar del puerto de San Vicente; su carga incluia 465 toneladas de tanques de agua, tablas, hormigón y ladrillos; informó de problemas con una bomba un poco antes de perder el contacto. Se realizó una infructuosa búsqueda en un área de 85 000 [[kilómetro cuadrado|km2 (33.000 millas cuadradas).

Otros barcos

* Atlanta (importante buque no desaparecido; el pequeño bote desaparecido se llama Atalanta).
* Connemara IV
* Gloria Colite
* John and Mary
* Rubicon (desaparecido en medio de una tormenta tropical; aunque Berlitz afirma que desapareció en clima normal)
* Sandra
* Stavenger (barco inexistente inventado por Berlitz).

Debe notarse que algunos de los casos listados anteriormente, que popularmente están asociados con el Triángulo de las Bermudas, realmente no estuvieron en el área del Triángulo en el momento de su desaparición. Tampoco existe registro de desapariciones misteriosas de edificios, trenes o vehículos terrestres.


Conclusión


¿Existen regiones en el mar que infundan más temor que otras, o que son más misteriosas que otras, o acaso sólo se debe a la percepción humana de los hechos? Después de todo, cada uno de los cuerpos de agua de nuestro mundo tiene su propia casuística de enigmas sin resolver y regiones en dónde se producen anomalías. Debido a la ubicación del continente americano con respecto al Atlántico, y los patrones de conquista y emigración seguidos por las naciones europeas, tal vez conocemos este mar un poco mejor que otros, pero exista o no un Triángulo de las Bermudas, siempre habrá misterios marinos que comentar.

Documental








Imagenes







El Triángulo de Las Bermudas

Espacio también conocido como el Triángulo del Diablo y el Limbo de los Perdidos.
Es un área geográfica de 3.900.000 kilómetros cuadrados entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Melbourne (Florida) (situado de 55°O a 85°O y de 30°N a 40°N), en la que se han producido numerosas desapariciones inexplicables de barcos y aviones.





El misterio se remonta a mediados del siglo XIX, y desde entonces un total de más de cincuenta barcos y veinte aviones han desaparecido en el triángulo.
Uno de los casos más famosos fue la desaparición del vuelo 19.
Cinco bombarderos estadounidenses tipo Torpedo abandonaron Fort Lauderdale el 5 de diciembre de 1945, en un vuelo de entrenamiento rutinario y con buenas condiciones meteorológicas.
Ninguno volvió. Incluso el hidroavión que se envió a buscarlos desapareció.
Otras historias de la región hablan de barcos encontrados abandonados con comida aún caliente en las mesas y aviones que desaparecen sin siquiera haber lanzado una llamada de socorro. La ausencia de restos se alega a menudo como prueba del misterioso poder del triángulo. Hay explicaciones de todo tipo, incluyendo rayos mortales que proceden de la Atlántida y secuestros de un OVNI (Objeto Volador No Identificado). Los análisis menos fantasiosos apuntan a que las fuertes corrientes y la profundidad de las aguas podrían explicar la ausencia de restos, subrayando que varias de las desapariciones atribuidas al triángulo de las Bermudas en realidad ocurrieron a 600 kilómetros de distancia. Además, naves civiles y militares atraviesan la región todos los días sin contratiempos.


En cuanto se perfeccionen las técnicas de inmersión en aguas profundas es probable que se recuperen la mayoría de los barcos perdidos. Pero lo más probable es que el misterio del triángulo de las Bermudas permanezca durante mucho tiempo aún en la imaginación popular.

Triángulo de las Bermudas

De Wikipedia, la enciclopedia libre

El Triángulo de las Bermudas (conocido también como «el Triángulo del Diablo») es un área geográfica con forma de triángulo, con un área aproximada de 1,1 millones de km², situada en el océano Atlántico entre las islas Bermudas, Puerto Rico y Fort Lauderdale (Florida).

Mapa del triángulo de las Bermudas.

Es famoso porque a mediados del siglo XX varios escritores publicaron artículos en revistas acerca de la presunta peligrosidad de la zona.

Sin embargo las estadísticas de la Guardia Costera de los Estados Unidos no indican que en esa zona haya más desapariciones de barcos y aviones que en otras zonas de igual tráfico.

Contenido

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Historia [editar]

Ya desde la era de la vela, las naves que viajaban a Europa pasaban continuamente por esta zona para aprovechar los vientos dominantes y la Corriente del Golfo. Luego, con el desarrollo de las máquinas de vapor y los barcos con motores de combustión interna, gran parte del tráfico del Atlántico Norte siguió cruzando (y aún lo hace) a través del área del supuesto «triángulo».

La Corriente del Golfo, un área con un tiempo muy inestable (conocida por sus huracanes), también pasa por el triángulo al abandonar el mar Caribe. La combinación de un denso tráfico marítimo y el tiempo tempestuoso hace posible que algunos barcos se adentren en tormentas y se pierdan sin dejar rastro, especialmente antes del desarrollo de las telecomunicaciones, el radar y los satélites a finales del siglo XX.

Otros «triángulos» [editar]

Otras áreas que a menudo se insinúa que poseen características inusuales son:

  • el Mar del Diablo, localizado cerca de Japón (que no es conocido en Japón, debido al hecho de que la mayoría de los botes perdidos son pequeñas embarcaciones pesqueras sin radio).
  • el Vértice Marysburgh ubicado al este del lago Ontario (entre EE. UU. y Canadá).

Primeras menciones [editar]

La primera mención documentada acerca de desapariciones en el área se hizo en 1951: E. V. W. Jones —periodista de Associated Press— escribió respecto a algunos barcos perdidos en la zona de las Bahamas.

Jones dijo que las desapariciones de barcos, aviones y pequeños botes eran «misteriosas». Y le dio a esta zona el mote de «Triángulo del Diablo». Al año siguiente (1952) George X. Sand afirmó en un artículo de Revista de Destino que en esa zona sucedían «extrañas desapariciones marinas».

En 1964, el escritor sensacionalista Vincent Gaddis (1913-1997) acuñó el término «triángulo de las Bermudas» en un artículo de la revista amarillista estadounidense Argosy. Al año siguiente publicó el libro Invisible Horizons: True Mysteries of the Sea (‘Horizontes invisibles: los verdaderos misterios del mar’), donde incluía un capítulo llamado «El mortal triángulo de las Bermudas». Generalmente, Gaddis es considerado el inventor del «triángulo» de las Bermudas.

Pero recién diez años después, el pretendido misterio se convirtió en un verdadero mito gracias a Charles Berlitz (1914-2003), escritor neoyorquino de ciencia ficción), que en 1974 escribió el súperventas El Triángulo de las Bermudas, donde copió bastante texto de Gaddis y recopiló casos de desapariciones (muy manipulados y mal presentados), mezclados con falsedades y flagrantes invenciones.

Lista cronológica de incidentes informados por Berlitz [editar]

El Triángulo de las Bermudas ha recibido el crédito de muchas desapariciones que ocurrieron en sus aguas extraoficiales (aunque en algunos casos incorrectamente). A la fecha, la mayoría está de acuerdo en que más de 50 naves y 20 aviones se han perdido sin dejar rastro en esa área particular del océano Atlántico. Aunque la mayoría de estas desapariciones pueden explicarse, muchas otras no pueden serlo, y el tema continúa siendo un debate entre creyentes y escépticos. Los incidentes más populares se listan a continuación:

  • 1840: HMS Rosalie, barco que se dirigía a La Habana (Cuba), y fue hallado sin tripulación.
  • 1872: el Mary Celeste (hundido entre las islas Azores y la Península Ibérica, a unos 5000 km de distancia de las islas Bermudas); se debe tener presente que a cada lado del triángulo se le atribuye sólo 1500 km).
  • 1902 (4 o 21 de octubre): el Freya, buque alemán encontrado a la deriva «poco después» de zarpar de Manzanillo (Cuba), hacia Chile. En realidad había dado la vuelta a Suramérica por Punta Arenas (sur de Chile) y fue encontrado frente a la costa occidental de México (varios meses después de zarpar de Cuba), arrastrado por las corrientes del océano Pacífico.
  • 1909, noviembre: The Spray, un pequeño yate del aventurero canadiense Joshua Slocum (20 de febrero de 184414 de noviembre de 1909, o días después).
  • 1917: SS Timandra, que se dirigía a Buenos Aires desde Norfolk (Virginia) con una carga de carbón y una tripulación de 21 personas. No emitió ninguna señal de radio, a pesar de que tenía la capacidad para ello.
  • 1918: se hunde la nave carguera USS Cyclops (AC-4) con 308 hombres a bordo, debido a un huracán.
  • 1921: se hunde la nave carguera Carroll A. Deering en el cabo Hatteras (a 1050 km al oeste de las islas Bermudas y unos 800 km al noroeste del triángulo).
  • 1925 (21 de abril): Raifuku Maru (hundido con testigos en medio de una tormenta a 1063 km al norte de las islas Bermudas)
  • 1926: se hunde el SS Suduffco, debido a un huracán (un capitán que salió en su búsqueda lo llamó «el peor clima que he visto en mi vida»).
  • 1925, diciembre: se hunde el carguero estadounidense SS Cotopaxi, «que desde la costa de Florida transmitió que el clima se encontraba en calma, y no envió ninguna señal de auxilio». En realidad, Meyers (capitán del barco) informó por radio que el barco estaba escorando y que tenían la bodega llena de agua.
  • 1938: se hunde el HMS Angloaustralian en las islas Azores (a más de 4000 km del Triángulo), después de emitir «en la tarde hemos pasado Fayal. Todo bien».
  • 1942: el submarino francés Surcouf es embestido por el carguero estadounidense Thompson Lykes cerca del Canal de Panamá (a unos 1800 km del Triángulo).-->
  • 1945: desaparecen 5 aviones TBM Avengers (el famoso Vuelo 19) de la Marina Estadounidense.
  • 1948: se hunde el SS Samkey (Berlitz dice que se hundió en 1943, pero ese fue el año de inauguración). Dio su posición: 41° 48’ N 24° O (200 km al noreste de Azores, y a 4200 km al noreste del Triángulo). Sólo transmite: «Todo va bien».
  • 1948: desaparece la aeronave Tudor IV Star Tiger, con 31 pasajeros.
  • 1948: desaparece un avión DC-3 NC16002, con 28 pasajeros y la tripulación.
  • 1949: desaparece el segundo Tudor IV, Star Ariel.
  • 1950: desaparece un avión Globemaster, de la Fuerza Aérea estadounidense.
  • 1950: se hunde el carguero estadounidense SS Sandra (de 350 pies), después de pasar por St. Augustine (Florida) en su ruta hacia Puerto Cabello (Venezuela).
  • 1952: desaparece un avión de transporte British York con 33 personas a bordo.
  • 1954: desaparece un avión Lockheed Constellation, de la armada estadounidense, con 42 pasajeros a bordo.
  • 1956: desaparece una avioneta de la marina estadounidense, el Martin P5M, con 10 tripulantes.
  • 1962: desaparece un avión KB-50 Tanker, de la fuerza aérea estadounidense.
  • 1963: se hunde el Marine Sulphur Queen, probablemente al desembarcar de Dry Tortugas; cargaba azufre fundido (posiblemente sin medidas de seguridad).
  • 1967: desaparece un avión militar YC-122 convertido en avión de carga.
  • 1967: se hunde el crucero Witchcraft a una milla de Miami; realizó una llamada a la guarda costera, pero a los 19 minutos ya se había hundido completamente.
  • 1970: se hunde el carguero francés Milton Latrides cuando navegaba desde Nueva Orleans hacia Ciudad del Cabo; llevaba una carga de aceite vegetal y refresco cáustico.
  • 1972 (aunque Berlitz dice 1973): se hunden en una tormenta dos cargueros alemanes: el Anita (de 20.000 toneladas, con una tripulación de 32) y su barco gemelo, el Norse Variant (ambos con carga de carbón). Un sobreviviente de este último fue encontrado flotando en una balsa; describió la pérdida del barco en medio de un huracán. Las olas rompieron la tapa de la compuerta y hundieron rápidamente la nave.
  • 1976: se hunde el SS Sylvia L. Ossa en un huracán al oeste de las Bermudas (fuera del triángulo).
  • 1978: se encuentra abandonado al SS Hawarden Bridge en las Indias Occidentales. Se presume que se debió a un crimen cometido. Meses antes, en febrero, la Guarda Costera de los Estados Unidos lo había detenido en Cape Knox y había encontrado marihuana.
  • 1980: se hunde el SS Poet en un huracán, cuando transportaba granos hacia Egipto.
  • 1995: se hunde el carguero Jamanic K (construido en 1943), tras zarpar de Cap-Haïtien.
  • 1997: se hunde un yate alemán.
  • 1999: se hunde el carguero Genesis después de zarpar del puerto de San Vicente; su carga incluía 465 toneladas de tanques de agua, tablas, hormigón y ladrillos; informó de problemas con una bomba un poco antes de perder el contacto. Se realizó una infructuosa búsqueda en un área de 85 000 km2 (33.000 millas cuadradas).
Otros barcos
  • Atlanta (importante buque no desaparecido; el pequeño bote desaparecido se llama Atalanta).
  • Connemara IV
  • Gloria Colite
  • John and Mary
  • Rubicon (desaparecido en medio de una tormenta tropical; aunque Berlitz afirma que desapareció en clima normal)
  • Stavenger (barco inexistente inventado por Berlitz).

Debe notarse que algunos de los casos listados anteriormente, que popularmente están asociados con el Triángulo de las Bermudas, realmente no estuvieron en el área del Triángulo en el momento de su desaparición. Tampoco existe registro de desapariciones misteriosas de edificios, trenes o vehículos terrestres.

Vuelo 19 [editar]

Artículo principal: Vuelo 19

Star Tiger y Star Ariel [editar]

Otra pérdida bien conocida es la de 2 aviones de transporte Tudor IV, llamados Star Tiger y Star Ariel. Las aeronaves operadas por la línea aérea British South American Airways Corporation volaban rutinariamente en la ruta de Sudamérica: Bermudas.

El incidente tomó lugar en las horas antes del amanecer del 31 de enero de 1948. Cargando 29 pasajeros más la tripulación comandada por el capitán B. W. McMillan, el Star Tiger salió unas horas antes de Santa María (Azores), unos de los numerosos puntos de escala para cargar combustible fijados en su ruta de Londres (Inglaterra) a La Habana (Cuba). Al aproximarse a las Bermudas, McMillan hizo el contacto esperado con Kindley Field, la siguiente parada, y pidió por radio que calibraran sus sistemas de navegación y que se aseguraran que se mantenía en curso.

Al determinar que el avión estaba ligeramente fuera de curso, su posición fue corregida con respecto a las Bermudas a 72 grados de la isla. En este punto, cuando el Star Tiger estaba a menos de dos horas de vuelo de ahí, McMillan dio confirmación de una ETA de 05:00 horas, una hora más tarde debido a los fuertes vientos. Ninguna transmisión adicional del avión fue recibida desde entonces.

Se enviaron las operaciones de rescate armadas con informes precisos de la última posición conocida del avión, después de que se determinó que se encontraba muy retrasado y no se tenía ningún rastro de este.

En el informe emitido un poco después por el Ministerio Aéreo Civil (Civil Air Ministry), se hicieron numerosas hipótesis de lo que pudo haber ocurrido durante las dos horas finales, hasta que cada una fue subsecuentemente rechazada. «No habrían bases para suponer que el Star Tiger cayó al océano a consecuencia de que fue la nave estaba privada de su radio, al fallar en la búsqueda de su destino, y al haber acabado con su combustible [...] Existe una buena razón para suponer que ningún mensaje de emergencia fue transmitido de la nave, ya que había muchas estaciones receptoras de radio sintonizadas en las frecuencias de las aeronaves, y ninguna de ellas recibió tal mensaje. [...] El clima se encontraba estable, no había disturbios atmosféricos serios que pudiesen causar daño estructural a la nave, y no había tormentas eléctricas».

Se supuso que el avión no pudo salirse de curso, ya que la transmisión desde las Bermudas, con vientos prevalecientes, la habría llevado a treinta millas de la isla: «La nave difícilmente podría no encontrar la isla en poco tiempo, en las condiciones de visibilidad que prevalecían». El motor fue descartado como la causa probable, ya que en tal etapa del viaje y sin el peso de combustible extra, el avión debió de haber flotado a salvo con tres o incluso con dos turbinas, en lugar de las cuatro con las que contaba. La probabilidad de que el avión perdiese tres turbinas en menos de dos horas fue considerado como absurdo.

Enfrentando la evidencia acumulada, o quizás la falta de ella, la comisión de investigación se refirió a la pérdida del Star Tiger con gran elocuencia:

Al cerrar este informe se puede decir en verdad que ningún otro problema ha presentado más confusión que esta investigación. Con la completa ausencia de evidencia confiable sobre la causa o la naturaleza del accidente del Star Tiger, la Corte no ha sido capaz de hacer mas que sugerir algunas posibilidades, de las cuales incluso ninguna alcanza el nivel de probabilidad. En todas las actividades que involucran la cooperación del hombre y la máquina se combinan dos elementos de carácter diverso. Existe un elemento incalculable de factor humano que depende imperfectamente de factores conocidos; y por otra parte está el elemento mecánico que se encuentra sujeto a leyes muy diferentes. Una avería puede ocurrir en cualquiera de los dos casos o en la conjunción de ambos. O alguna causa externa podría haber ocasionado problemas a ambos, hombre y máquina. Lo que ocurrió en este caso nunca se conocerá y el destino del Star Tiger sigue siendo un misterio sin resolver.

El 17 de enero de 1949, el Star Ariel también se perdió en un área cerca de las Bermudas si dejar rastro alguno, con una carga de 17 pasajeros más la tripulación. Las últimas transmisiones no mostraron signos de alerta, y dictaban un vuelo normal. Esta segunda desaparición propició el cese en el uso de las naves Tudor IV. Lo que en realidad les haya ocurrido a ambos aviones se desconoce hasta este día.

NC16002 [editar]

Otra pérdida muy conocida es la del avión de transporte DC-3 NC16002 mientras estaba en ruta desde San Juan, Puerto Rico a Miami, Florida. Muchos de los hechos de este caso tienen similitud con algunos de los registrados con otros casos asociados con el Triángulo de las Bermudas, tales como la incapacidad de escuchar las transmisiones por parte de torres cercanas a la nave, mientras que torres lejanas recibían las mismas muy claramente. Se cree que este accidente o perdida puede ser repetida en cualquier momento.

USS Cyclops [editar]

El Cyclops (AC-4) fue un navío de la armada de los EE. UU. que se perdió sin rastro el 4 de marzo de 1918 después de desembarcar de Barbados, estaba comandado por el lugarteniente G. W. Worley y tenía una tripulación de 306 personas. Algunos creen que el barco se perdió en el Triángulo de las Bermudas, aunque cabe mencionar que en ese tiempo los Estados Unidos estaban en guerra y por lo tanto existen varias posibilidades adicionales que pueden explicar su desaparición.

Los partidarios de las teorías que involucran al Triángulo de las Bermudas han realzado el hecho de que la nave no envió transmisión sobre problema alguno y aparentemente solo desapareció. No obstante, debe tenerse presente que en el momento la tecnología de telecomunicaciones estaban en sus primeras fases, y el mandar un mensaje urgente para pedir ayuda no siempre era una tarea tan rápida o tan simple. Muchos investigadores serios de este incidente creen que el USS Cyclops estuvo más lejos al norte del Triángulo, sin embargo, cuando este desapareció, estaba cerca de Norfolk (Virginia).

El Spray [editar]

La gran habilidad del Capitán Joshua Slocum como marinero estaba más allá de la duda: (había sido el primer hombre en circunnavegar el mundo en solitario). En 1909, se embarcó en su bote Spray para atravesar el Triángulo de las Bermudas. Desapareció e incluso no hubo evidencia de que haya estado ahí. Se asumió que se hundió por una ola o por una ballena, aun cuando se suponía que el Spray era un barco resistente y Slocum un experimentado marinero; por lo tanto, en 1924 se le declaró legalmente muerto.

El caso del Cessna [editar]

El caso es el siguiente: Helen Cascio, experta piloto, manejaba su Cessna 172 y se aproximaba a la isla. La torre de control le iba facilitando las instrucciones. Después de conectar varias veces, en una de ellas, Helen no respondió, aunque el canal de la radio estaba abierto. Los operadores de la torre escucharon a la piloto decirle a su único pasajero: «He debido de hacer una falsa maniobra. Esto debería ser Turco, pero ahí no hay nada, ni aeropuerto ni casas: no hay nada».

Los controladores continuaron, frenéticamente, intentando entrar en contacto con la piloto, pero Helen no les escuchaba. Posteriormente recibieron la que sería última frase que escucharon: «¿No hay manera de salir de esto?».

Nunca se encontró la menor huella del avión, de la piloto o del pasajero.

Berlitz refutado [editar]

Las explicaciones que han dado muchos investigadores para estas desapariciones van desde secuestros por parte de piratas modernos a un simple error humano.

Volviendo a las posibles explicaciones, los análisis menos fantasiosos apuntan a que las fuertes corrientes y la profundidad de las aguas podrían explicar la ausencia de restos, subrayando que varias de las desapariciones atribuidas a esta zona, ocurrieron en verdad a más de 600 kilómetros. Además, cada día varios cientos de naves civiles y militares atraviesan la región sin contratiempos.

Se estima que en los últimos 100 años por esa zona han pasado unas 10 millones de naves (100.000 por año).[cita requerida] Se cree que desde mediados del siglo XIX han desaparecido un total de 50 barcos y 20 aviones.

Las desapariciones dentro de la zona, ya que si bien la zona es una de las que más tráfico aéreo y marítimo registran, la frecuencia de los accidentes es proporcionalmente muy baja, en comparación con otros puntos del globo. La aseguradora marina Lloyd de Londres ha determinado que el triángulo no es más peligroso que cualquier otra área del océano, y no cobra tarifas adicionales por el paso a través de esta región. Los archivos de la Guardia Costera confirman esta conclusión. De hecho, el número de supuestas desapariciones es relativamente insignificante considerado el número de naves y aviones que pasan regularmente a través del triángulo.

Aunque ya existía el precedente de Gaddis, tal como se ha explicado, la tasa de accidentalidad de la zona no ofrecía casos suficientes de desapariciones que pudiera incluir en su libro y que tuvieran algún punto no resuelto en la aclaración del accidente. Por este motivo, Berlitz recurrió a diversas estratagemas para hinchar su obra.

Varios de los barcos que Berlitz mencionó no se encontraban en ese enclave geográfico. Es el caso del Mary Celeste, que se hundió entre las Azores y la Península Ibérica. El Freya también lo sitúa en las Bermudas, pero desapareció en el Pacífico, así como el Raifuku Maru, que desapareció en el Atlántico Norte. A otros los nombra erróneamente, como el Atlanta, llamado realmante Atalanta.

También hay desaparaciones que no son tales, como las del caso de los buques de guerra Proteus y el Nereus (1941) que esta constatado que se hundieron en acciones bélicas. Para el hundimiento del Rubicon, Berlitz mintió afirmando que desapareció en circustancias de clima normal cuando está comprobado que hubo una fuerte tormenta en la zona. En otras ocasiones, recurrió a escribir sobre barcos ficticios, como el Stavenger.

Además el Triángulo de las Bermudas en una de las zonas con más tráfico aéreo y naval de todo el mundo y con incidencias climáticas como tormentas y huracanes que hacen muy factible y explicable la cantidad de naves hundidas, sobre todo antes de la invención de los sistemas de navegación actuales. Estos han desbaratado la invención de Berlitz, ya que no se ha vuelto a registrar ni un solo caso de aeronave desaparecida en una de las zonas con más tráfico aéreo del mundo, aunque supuestos "testigos" hablan de los "incidentes" que sufrieron con sus avionetas particulares y que acabaron felizmente.

En cuanto se perfeccionen las técnicas de inmersión en aguas profundas es probable que se recuperen la mayoría de los barcos perdidos.

Kusche refuta a Berlitz [editar]

Lawrence Kusche, un bibliotecario de la Universidad Estatal de Arizona en la época del incidente del Vuelo 19, se sintió intrigado por el número de estudiantes que llegaban preguntando acerca del Triángulo de las Bermudas. Comenzó entonces una exhaustiva investigación de seguimiento de los informes originales. Finalmente publicó sus hallazgos en 1975 en The Bermuda Triangle Mystery: Solved (El misterio del Triángulo de las Bermudas solucionado).

La investigación de Kusche reveló una gran cantidad de inconsistencias y falta de exactitud entre los reportes de Berlitz y las declaraciones originales de los testigos, participantes y otros involucrados en los incidentes iniciales. Demostró que muchos de los casos citados por los difusores del supuesto misterio ni siquiera existieron (presentaban números de vuelo falsos o de barcos inventados), y que la mayoría de las tragedias que sí ocurrieron se situaron fuera de los límites del Triángulo (ver enlace externo más abajo). Notó que había casos en que no se reportó información pertinente, por ejemplo en el caso del navegante circunnavegador Donald Crowhurst, que Berlitz presentó como un misterio, a pesar de que hubo evidencia clara de que Crowhurst había fraguado el proyecto de su viaje y probablemente se suicidó.

Según Kusche, la credibilidad de Berlitz «es tan baja que virtualmente es inexistente. Si Berlitz informase de que un barco es rojo, las posibilidades de que fuera de otro color constituirían casi una certeza. Dice cosas que simplemente no son ciertas. Deja de lado todo material que contradiga su “misterio”».[1]

Otro ejemplo fue el barco-transporte que Berlitz describió como perdido sin rastro por tres días en el Atlántico cuando estuvo perdido por tres días en un puerto del mismo nombre (Puerto Atlántico) en el Océano Pacífico. Kusche también argumentaba que un gran porcentaje de los incidentes que Berlitz atribuye a la misteriosa influencia del Triángulo de las Bermudas realmente ocurrieron muy lejos de allí.

Kusche extrajo varias conclusiones:

  • La proporción entre buques y aviones que se reportaron como perdidos, y los que atraviesan sin problemas el Triángulo de las Bermudas no fue significativamente mayor que en cualquier otra área del océano.
  • En una zona donde son frecuentes las tormentas tropicales repentinas, la desaparición total de algunos barcos no debería considerarse rara, desproporcionada, improbable, ni misteriosa.
  • Las estadísticas de los casos fueron exageradas debido a una pobre investigación. Por ejemplo, algunos botes informados como perdidos y que finalmente regresaron a su puerto con retraso, permanecieron registrados como «perdidos».
  • En los informes de Berlitz, en las circunstancias de las desapariciones confirmadas se miente o exagera. Por ejemplo, cuando Berlitz informaba que un barco había desaparecido en un día de sol, los informes del tiempo de esa fecha indican una tormenta tropical.
  • «La Leyenda del Triángulo de las Bermudas es un misterio fabricado... perpetuado por escritores que intencional o ignorantemente hicieron uso de conceptos erróneos, razonamiento defectuoso y sensacionalismo» (Epílogo, pág. 277).

Críticas escépticas [editar]

Los críticos alegan que Berlitz y otros han exagerado los aspectos «misteriosos» de algunos casos (Berlitz mismo no abogaba por ninguna explicación paranormal), y arguyen que en el Triángulo de las Bermudas no hay más «desapariciones» que en ninguna otra área comparable del océano. Es de notar que la empresa de seguros Lloyd’s de Londres ha determinado que el triángulo no es más peligroso que ninguna otra zona del océano, y no cobra ninguna tasa inusual de aseguramiento por pasar a través de esa área. También la Guardia Costera confirma esto.

Los escépticos comentan que una evidencia más convincente de actividad paranormal sería la desapareción de un tren entre dos paradas, y que el hecho de que eso nunca suceda sugiere que la explicación paranormal no es necesaria para la desaparición de barcos y aviones en el océano, mucho menos predecible.

Respuestas racionales [editar]

A pesar de las creencias populares, los Guardacostas de los Estados Unidos y otras fuentes citan estadísticas que indican que el número de incidentes que involucran aviones y buques perdidos no es mayor que en otra parte del mundo igual de transitada. Mientras que se ha demostrado que muchos de los supuestos misterios no eran tales al analizarlos con detalle, teniendo inexactitudes que circulan durante décadas, algunos pocos todavía no tienen una explicación.

El resto de los casos puede ser explicado en términos banales.

Hidratos de metano [editar]

Distribución mundial de sedimentos hidratos de gas, en 1996.

Una explicación de algunas de las desapariciones apunta a la presencia de vastas zonas de hidratos de metano sobre las placas continentales En 1981, el United States Geological Survey informó la aparición de estos hidratos en el área de Blake Ridge[2] Las erupciones periódicas de metano podrían producir regiones de agua espumosa que podría no dar sustentación suficiente a los barcos. Si se formara un área de este tipo alrededor de un buque, éste se hundiría muy rápidamente sin aviso. Los experimentos en el laboratorio han probado que las burbujas pueden realmente hundir a un barco a escala, debido a que se disminuye la densidad del agua.


Algunos escritores han sugerido que este hidrato de metano liberado repentinamente en la forma de burbujas gigantes de gas, con diámetros comparables al tamaño de un barco, podrían hundirlo.[3]

Sería posible que se creara una burbuja de gas metano desde el fondo del océano, tal como se describe, dicha burbuja gigante rompería debido a la gran presión del agua, y se convertiría en una miríada de burbujas menores antes de alcanzar la superficie. Al emerger, estas burbujas formarían una gran turbulencia, peligrando la flotabilidad. Aunque las burbujas formadas en un tanque de laboratorio puedan ser grandes comparadas con un barco a escala, el efecto no se puede comparar en la naturaleza debido a la relación entre las fuerzas de tensión superficial y gravedad.

Explicaciones de caídas de aviones [editar]

El gas metano también podría hacer caer aviones. El aire menos denso haría que los aviones perdieran sustentación.

Además, en el altímetro del avión (que mide la altitud) mide la densidad del aire. Como el metano es menos denso, el altímetro indicaría que el avión está subiendo. El piloto que viajara de noche o entre nubes (donde no puede ver el suelo), supondría que el avión está subiendo, y reaccionaría descendiendo, haciendo que el avión se estrellara.

Además, el metano en el motor arruinaría la mezcla de combustible y aire. Los motores del avión queman hidrocarburos (gasolina, aerofuel, aeronafta) mezclados con el oxígeno que provee el aire. Cuando los niveles de oxígeno ambiental descienden bruscamente, la combustión podría detenerse por completo, haciendo que el motor se apagara. Todos estos efectos del gas metano se han demostrado experimentalmente.

Apariciones y Desapariciones

Un enigma sin develar

"Triángulo de las

Bermudas"

Un rincón

del océano Atlántico,

donde a la absoluta falta de

vientos suceden enormes tormentas,

es el sitio más peligroso del mundo:

decenas de barcos y aviones han desaparecido misteriosamente

allí, sin explicación

razonable.

PELIGRO EN VUELO
El avión C-119 Flyying Boxer, de la USAF, que desapareció en junio de 1965 mientras volaba sobre el fatídico triángulo, cerca de Miami, con 10 personas a bordo.

Hay un lugar del planeta, en las inmediaciones del mar de los Sargazos, donde la brújula enloquece y los hombres se tornan irritables y medrosos.

Nadie se explica por qué ocurre eso. Por algún motivo ignorado, ese rincón del Océano Atlántico, plagado de algas gigantes y donde a la absoluta falta de vientos suceden enormes tormentas, es el sitio más peligroso del mundo. Allí, el almirante Cristóbal Colón -dos días antes de llegar a tierra americana- tuvo miedo por primera vez en su vida. Fue cuando su nave entró de pronto en aguas calmas, de amenazante blancura, y también el cielo y el horizonte se pintaron de blanco. Durante largas horas -escribió el marino esa noche en su diario de viaje- los hombres permanecieron en silencio, mirando aquel mar incoloro.

Herman Melville llenó muchas páginas de Moby Dick tratando de explicar el terror que producía en la tripulación del Pequod la blancura insoportable de la ballena. El pánico del que habla Melville es el mismo que se experimenta al penetrar en el triángulo imaginario que abarca el mar de los Sargazos y que tiene por vértices a la ciudad de Miami, en la Florida, las playas de Arecibo (en Puerto Rico) y las islas Bermudas.

Es un contorno siniestro, donde todo es posible. Aún lo más espantoso. Después de las zozobras apuntadas por Colón en su bitácora, se sucedieron en esa parte del océano -durante varios siglos y aún siguen ocurriendo- una serie de hechos que resultan perturbadores y enigmáticos: naufragios imposibles, barcos hundidos que vuelven a flotar en forma inesperada, hermosos bergantines hallados con sus velas desplegadas y ninguna persona a bordo, como si sus tripulantes se hubiesen volatilizado, aviones y helicópteros perdidos para siempre. Y una cosa extraña que produce asombro: nunca se halló ningún resto de navíos o de aviones, jamás se rescató un cadáver. El 5 de diciembre de 1945, una escuadrilla de cinco aviones Avenger despegó de la base naval de Fort Lauderdale para realizar un ejercicio de instrucción en esa zona que muchos creen diabólica. En las planillas militares, la misión estaba señalada con el nombre de Vuelo 19. Ese miércoles un frente de densas nubes atravesó la península de Florida de este a oeste, presagiando una tormenta inminente.

Pero al mediodía el cielo estaba límpido y sólo soplaban algunos vientos de superficie, frescos y suaves, característico de esa época del año. Todo se desarrolló en forma normal hasta que, a las 4 de la tarde, se quebró la calma en la torre de control de Fort Lauderdale. Uno de los operadores de radio escuchó por su canal abierto un repertorio mensaje de auxilio proveniente de un avión en vuelo. Respondió inmediatamente y entabló con el piloto el siguiente diálogo:

-Llamando a la torre...es una emergencia... parecemos haber perdido el rumbo... no podemos ver tierra... repito, no podemos ver tierra...-. Era la voz del teniente Charles Taylor, que comandaba el Vuelo 19.

-¿Cuál es su posición?- preguntó el controlador.

-No estamos seguros- contestó Taylor- Parecemos estar perdidos.

-Pongan rumbo al oeste- le ordenó el controlador.

-No estamos seguros de hacia dónde está el oeste... todo está mal... es algo muy extraño... no podemos estar seguros de ningún rumbo... incluso el océano no aparece como debiera ser...- fue la sorprendente respuesta.

En la torre no sabían qué procedimiento debían seguir. Aún suponiendo que no les funcionara la brújula, bastaba ir hacia el sol poniente -que en ese momento estaba casi sobre el horizonte- para encontrar el rumbo hacia la base. Durante los minutos siguientes la torre escuchó por el canal abierto de radio los mensajes que se intercambiaban entre sí los pilotos de las cinco máquinas. La mayoría de ellos eran confusos y hasta absurdos. El comandante Taylor era un hombre muy experimentado, que hacia varios años que volaba en los Avenger. Estos aviones, por su parte, eran máquinas muy seguras, con gran autonomía de vuelo y capaces de desarrollar una velocidad de 500 kilómetros por hora con carga completa.

En la alas, de 15 metros de envergadura, poseían dos ametralladoras de grueso calibre y llevaban un gran torpedo bajo el fuselaje. Algo grave estaba sucediendo. Algunos estaban francamente histéricos.

CINCO GRANDES INCÓGNITAS

Algunos de los protagonistas de una extraña historia aún sin aclararse.

Arriba y a la izquierda, el cuatrimotor de la British South American Airways, perdido en enero de 1948, abajo y a la izquierda, los restod de un Avenger incendiándose.

En las otras tres fotos, el FB-50 de la US Air Force desaparecido el 8 de enero de 1962; el Gloria Colite, barco registrado en Saint Vincent, Indias Occidentales Británicas, que en febrero de 1940 apareció inexplicablemente abandonado, y el Marine Sulphur Queen, cisterna de la US Navy perdida en febrero de 1963.

Inesperadamente, no se sabe por qué, el comandante de Vuelo 19 le pidió a su segundo, el capitán George Stivers, que tomara el mando. En la torre, el jefe de controladores le rogó al piloto que se serenase y le contara con detalles lo que estaba ocurriendo.

-Son las 16.25- dijo Stivers-... no estamos seguros de dónde nos hallamos... debemos estar a unos 350 kilómetros al nordeste de la base... parece como si estuviéramos...-. Una fuerte estática impidió que se escuchara el resto de la frase. Al rato la comunicación se restauró y el diálogo fue así:

-Parece como si estuviéramos en aguas blancas. ¡Estamos completamente perdidos!-.

Fue lo último que se le oyó decir a Stivers. Después la radio se sumió en un completo silencio y nunca más se supo nada del Vuelo 19 y de los 14 hombres que lo integraban. Había pasado dos horas y diecisiete minutos desde que despegaran de Fort Lauderdale, cerca de Miami.

Inmediatamente se inició una búsqueda que sólo iba a producir una nueva tragedia. En ella participó un hidroavión Martín Mariner PBM, una de las máquinas más perfectas de su época.

Nunca volvió a su base y jamás se supo que le había pasado. No se hallaron restos del aparato ni de los 13 hombres que lo tripulaban, todos expertos es operaciones de rescate naval. En 1991, el Deep See -un barco norteamericano de exploración submarina que buscaban los restos de un galeón español hundido en la zona- encontró, a 180 metros de profundidad y a 18 kilómetros de la costa, varios aviones del tipo Avenger clavados en el fondo del mar. Se los podía ver claramente en un video captado por una de las hondas robotizadas del barco. Al principio, los investigadores creyeron que estaban ante un hecho inusitado: si se trataba de la Patrulla Perdida (como se llamó más tarde al Vuelo 19) sería la primera vez que se hallaban restos de aviones accidentados en esos peligrosos mares.

Sin embargo, al examinar un nuevo video se tuvo la certeza de que no se trataba de la escuadrilla de Taylor.

Ninguna de las matrículas de las máquinas filmadas coincidía con las de los aviones del Vuelo 19. Con lo cual el misterio no sólo siguió siendo un misterio sino que el enigma se duplicó: en los archivos navales no había ningún registro de que los Avenger encontrados hubiesen desaparecido o se hubieran estrellado en el mar. ¿Desde cuándo yacían allí? ¿Por qué estaban en ese sitio, situados a sólo 18 kilómetros de Miami y de Fort Lauderdale? La marina de los Estados Unidos no dijo nunca nada y tampoco intentó una exploración del sitio para analizar detalladamente esos restos. ¿Por qué? No hubo respuesta.

No era la primera vez, sin embargo, que la marina de los Estados Unidos permanecía en silencio.

En 1964, el investigador Vincent Gadis publicó un libro en el cual recopilaba decenas de misteriosos desaparecidos en esa área, que él bautizó con el nombre de "Triángulo de las Bermudas", sin que la marina diera ninguna explicación. Ese nombre usado por Gadis habría de popularizarse en 1974, cuando el escritor Charles Berlitz, en su libro El triángulo de las Bermudas, relacionó las enigmáticas desapariciones con las oleadas de ovnis que se observaban periódicamente sobre la península de Florida.

Y agregaba una hipótesis sorprendente. Según él, en ese lugar del océano están los restos de la Atlántida, la mítica civilización sumergida cuyas ruinas creyó descubrir en el fondo del lecho marino. Allí habría un gran cristal energético -escribió Berlitz-, que obraría como una suerte de gran imán, capaz de enloquecer las brújulas y los aparatos electrónicos. Según la historiadora Adi-Kent Thomas Jeffrey, entre 1609 y 1814 se produjeron 10 misteriosas desapariciones de barcos en el triángulo. Pero la lista no es segura y se basa en información muy difusa.

En 1840 empiezan los registros que podían ser llamados "oficiales", donde cada dato está plenamente verificado.

Un bergantín norteamericano de 30 metros de eslora, llamado Mary Celeste , protagonizó el caso más interesante. Fue encontrado navegando con todas sus velas desplegadas, sin ninguna persona que lo tripulaba. Todo a bordo estaba en orden: la cama del capitán, que viajaba con su esposa y una hija, estaba tendida, su escritorio perfectamente arreglado, había abundante comida y agua potable, los botes salvavidas estaban en su lugar y las bombas de achique funcionaban perfectamente. Jamás se encontró la tripulación. El 4 de marzo de 1918 -un poco más al sur- se desvaneció el Cyclops, un barco cargonero de la armada norteamericana que llevaba 309 personas a bordo. Ese día el tiempo era perfecto. En abril de 1925 el mercante japonés Raifuku Maru lanzó por radio un frenético S.O.S. Una voz dijo en inglés: "¡Es como una daga! De prisa. Vengan a buscarnos... no podemos escapar... vengan rápido". Nada se supo de este mercante, que ese día navegaba por aguas tranquilas en el Triángulo de las Bermudas.

Después del Vuelo 19, decenas de aviones y cientos de tripulantes y pasajeros se perdieron en el fatídico sitio.

En el mes de octubre de 1954 un moderno avión Super Constelliation de la marina estadounidense desapareció en el norte del triángulo con 42 personas a bordo.

Estaba equipado con los transmisores más avanzados de la época, pero nunca nadie recibió un mensaje ni un pedido de auxilio. Pero el más dramático desastre ocurrió en la zona se registró en mayo de 1968, justo cuando Europa ardía en medio de las rebeliones estudiantiles que cambiaron el signo de la época en todo el mundo.

En circunstancia opacó la noticia, que sin embargo era de una gravedad extrema. El día 21 a la noche, luego de pasar por los Azores, el submarino nuclear norteamericano Scorpion con 99 hombres a bordo, comunicó a su base de Norfolk que navegaba sin novedad. Fue su último mensaje. ¿Qué le pasó?.

Algunos años después se lo localizó hundido a 4000 metros de profundidad. Estaba aparentemente intacto y hasta ahora no se detectó un aumento de radiactividad en las aguas en las cuales está sepultado.

Pensar en un rescate es poco menos que imposible. Pero en sus entrañas de acero el reactor atómico aún debe seguir activo y los científicos dicen que los restos del Scorpion son como una bomba de tiempo que -si llega a estallar- podría contaminar todos los mares de esa parte del mundo, afectando también al Mediterráneo y al Caribe. Nadie quiere pensar en esa diabólica posibilidad.

PUERTA MORTAL

En este triángulo confluyen algunas de las corrientes marinas más poderosas del planeta.

La principal es la corriente del Golfo, de aguas cálidas, que marcha de sur a norte. Desde el norte circula hacia el sur la corriente Africana. De este a oeste hace sentir su influencia la corriente Norte Ecuatorial.

Esas tres corrientes forman un remolino de agua. Ahí se forman ciclones en pocos minutos.

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